El tema de las Creencias es un tema que resulta muy estimulante ya que, en gran parte, hacer un trabajo personal de autoconocimiento pasa por hacerse más consciente de uno mismo, observar con detenimiento las corrientes de pensamiento interno y atender las correspondientes emociones que van apareciendo.
A partir de ahí, puede una persona comenzar a hacer el trabajo profundo.
¿Te has parado alguna vez a observar tus pensamientos y mirarlos como quien mira una película?
Seguro que sí. Y… ¿has podido percibir que en función del pensamiento que estés sosteniendo aparece una u otra emoción?
Si es así podemos afirmar que dependiendo de los pensamientos que decidimos sostener podemos experimentar unas u otras emociones.
¡Guau!
Puede parecer muy obvio, pero ¡darse cuenta de esto conlleva mucha responsabilidad para con uno mismo!
Si empiezas a observar tus pensamientos y a ser consciente de la calidad de los mismos podrás empezar a escoger cuáles sostener y cuáles no, ya que empezarás a discernir qué tipo de ideas te llevan a estar en paz y en confianza y cuales te llevan a sentirte mal.
Te propongo un experimento:
– Prueba a dedicar un día de tu vida a observar cuántos pensamientos de queja aparecen en tu mente, por pequeños que sean.
– Ok. Lo siguiente sería darte cuenta del volumen que ocupan y de su impacto emocional, por pequeño que sea también.
– Cuando lo tengas bien observado, verás la diferencia entre identificarte con ellos de forma automática o… decidir no alimentarlos y soltarlos en cuanto los ves venir.
Al principio no será sencillo porque la mente tiene unos circuitos muy viciados.
Pero ¡confía!
Estarás siendo el creador de tu experiencia de vida.
Toda una toma de poder.
En parte, este trabajo es la base para la descodificación de las conductas adquiridas.
Conductas que se manifiestan como patrones de comportamiento, programaciones provenientes de experiencias pasadas, máscaras que adoptamos inconscientemente a partir de viejas heridas, roles adquiridos y, en buena medida, creencias que hemos ido integrando a lo largo de nuestra vida y que, en resumen, componen gran parte de nuestro procesador de datos mental-psico-afectivo.
De esta forma, es de vital importancia para el desarrollo personal y el consiguiente crecimiento evolutivo darnos cuenta de nuestras creencias adquiridas.
Y ya no tenemos por objetivo de dicha toma de conciencia el querer erradicarlas, sino simplemente poder reconocerlas y darnos cuenta de aquéllas que limitan en nuestras vidas.
Igualmente, podremos seleccionar de forma sana y madura las creencias que decidimos adoptar en nuestro más amplio beneficio.
De esta manera es que uno se hace a sí mismo.
Pudiendo empezar a elegir.
Desde la consciencia.
Así, poco a poco, uno va dejando de ser el producto de las experiencias del pasado que diseñan el panel de mandos de nuestra configuración mental y emocional
Un diseño que realmente no es escogido de forma consciente ni voluntaria.
El poder creador de la consciencia facilita la posibilidad de desarrollar una personalidad liberada, independiente y expandida.
Esta declaración de independencia supone un claro acto de madurez evolutiva y capacita la emancipación personal.
Cuando hablamos de independencia, hablamos de no-dependencia.
Y por ello entendemos liberarnos de la dependencia emocional, del qué dirán, de la necesidad de reconocimiento, de sentirnos rechazados, juzgados, cuestionados o no valorados… entre otras muchas cosas.
Obviamente, éste es un camino progresivo y no significa que nos vayamos a emancipar de todo miedo, toda carencia o todo sufrimiento.
Pero si se le dedica energía, atención, trabajo personal y sobre todo mucho amor, tiene resultados garantizados.
JAVIER RIESTRA PUGA
Equipo de el camino sencillo
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