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En general, las quejas, los juicios, los sarcasmos y los ataques que aparecen en tu mente y en lo que dices, hablan más de ti que del sujeto sobre el que recae tu queja.

Esto es muy fuerte.

Debería estudiarse en los colegios.

Y reconocerlo es un paso de gigante porque empiezas a elegir el amor en vez del orgullo, ese orgullo que alimenta tu ego y que tanto te hace sufrir por terquedad.

Esta es una clave para dejar de vivir separado.

 

No se trata de reprimir.

Se trata de comprender.

Comprender que lo que dices, de alguna manera está hablando de ti.

Y así, en un acto de madurez emocional te haces responsable de tus sentires y emociones, desde la consciencia y la auto-observación.

 

 

Está bien permitirse expresar el enfado, pero conscientemente. Responsablemente.

Con una comprensión más profunda que permite manifestar tus impulsos primarios, sosteniéndolos desde la madurez.

Puedes sacar toda tu locura, tu rabia, tu insatisfacción vital y cagarte en todo.

¡Está perfecto!

Grita, patalea, haz lo que necesites para empezar a drenar todo eso que has ido tragando y acumulando.

Contacta con lo oculto y exprésalo para liberarte de su influencia inconsciente.

Barra libre para estar enfadad@, irascible o triste.

 

Pero quitando de la ecuación eso que pensabas que era el motivo que lo provocaba.

Solo contacta con lo profundo y deja salir esa bolsa emocional. Sin mente, sin drama, únicamente sintiendo el cuerpo, en un entorno seguro e íntimo.

 

Luego suéltalo, no te estanques ahí, solo es el paso previo hacia el siguiente nivel.

Que es el verdadero equilibrio interno, la apertura hacia la vida, el amor, la paz y la tranquilidad.

Ya estaban ahí pero había obstáculos que te impedían estar en contacto con ellos.

No hay que ponerse cosas para estar en paz, hay que quitárselas.

 

Ese dolor interno no atendido te separa del mundo, es una proyección.

¿Sabes por qué? Por que en realidad no estás separado/a del mundo.

Cuando te sientes dividido es porque te has separado de ti mism@.

De tu corazón.

 

Entonces, al sentirte fragmentado experimentas un mundo de separación.

Es un truco del proyector de tu mente.

Solo te pido que no te creas demasiado tus pensamientos.

No te los tomes tan en serio.

La mente es creativa y maravillosa, una herramienta bendita y con un potencial incalculable, pero la mayor parte del tiempo, lo que hace es proyectar.

La mayor parte de las etiquetas que pongo en el mundo solo son proyecciones.

Date cuenta.

 

 

Solo debes pararte a observar el juego.

Y aprovechar ese juego de espejos como una oportunidad de oro para llevar la mirada hacia dentro, indagar y trascender.

Está todo en tu mente.

 

Para ello, cuando te reconozcas en esa queja o rabieta, pon tu enfado al servicio de algo más profundo que hay en tu interior.

Podemos llamarlo tu inteligencia mayor.

Aunque enfado e inteligencia no sean exactamente sinónimos, ya que la rabia provoca ceguera en la mirada y limita la razón, es un hecho que una puede servir de canal a la otra.

 

Con todo esto que estás leyendo, es normal que las mentes se rebelen y aparezcan ideas que buscan justificar el sistema de pensamiento basado en la proyección del sufrimiento (el de todo hijo de vecino, vaya): Pensamientos de cambio climático, virus, guerra, pobreza, religión, capitalismo, nacionalismo, petróleo, alimentación, injusticia, patriarcado, política, sociedad, etc.

La lista de conflictos sin resolver puede ser infinita. Y solo se resolverá cuando subamos nuestro nivel de conciencia.

Estos pensamientos te dicen que no eres una oveja en un rebaño, que te quieren manipular, que hay un » nosotros» y un «ellos» (por supuesto tú siempre estás en el grupo de los buenos, que sois también las víctimas.. esto al ego le encanta. Le pone a tope)

Frases como :

«¡Es que hay que hacer algo! «…

«Entonces ¿miramos para otro lado?»…

«Entonces ¿todo vale?»…

«¡Peor es quedarse de brazos cruzados!»…

 

Paso a paso: Para limpiar el mundo primero debo limpiar mi jardín.

Es bonito, incluso romántico, convertirse en un adalid de la justicia, yo personalmente he vivido muchos años ahí. Todos lo hacemos.

Cual superhéroe con capa que lucha antagónicamente contra los esbirros del doctor maligno que representan todo el mal que hay en el mundo.

Hay mucho para analizar a nivel de psicoanálisis en estas interpretaciones duales.

Un bucle cósmico que representa la arquetípica lucha del bien contra el mal.

 

En el cine, por ejemplo, la mayor parte de los guiones tienen raíz en esta creencia. Haciéndote sentir proyectado en la figura del protagonista como «el elegido».

Para ti ¿quién es el doctor maligno? ¿Pedro Sánchez? ¿Vox? ¿El sistema? ¿Donald Trump? ¿Isis? ¿Monsanto?

Si tiras del hilo… ¿tu ex? ¿Tu abuelo? ¿Tu padre? ¿Tu propio hermano?

 

Volvamos al tema de la queja …

Está bien querer justicia. Claro que en el mundo hay muchos motivos para quejarse. ¡Obvio! Y lo que está mal hecho es bueno querer corregirlo.

Hagámoslo. Por supuesto que sí.

Adelante.

 

La clave es… ¿Desde dónde? ¿Desde el arrebato? ¿Desde el sufrimiento? ¿Desde la rabia?

¿Qué cambio es mejor para el mundo, un cambio originado en el amor o en el odio?

¿Un cambio proveniente de una mente que sufre o de una mente que está en paz?

 

Vivimos pensando que nuestros pensamientos son los buenos y, por supuesto, mejores que los demás y eso es ausencia de cordura.

Seamos capaces de suspender por un momento nuestras creencias.

Hablamos como si supiéramos lo que decimos. Esa, es otra locura.

¿La verdad? En general, no tenemos ni idea.

Ahora todas las personas somos expertas en todo.

 

Este fenómeno se llama especialismo: El ego tiene la necesidad de sentirse especial, porque en el fondo se siente insuficiente y necesita demostrar que no lo es, y por eso sabe de todo. Por eso también es orgulloso.

El ego es así, no hay nada de malicioso en esta conducta.

No hay que verlo como algo malo (Esto es importante. No hay culpa)

Simplemente hay que reconocerlo para poder soltarlo. Si no, sigues en el piloto automático.

 

Por eso es bueno abrirse a la vulnerabilidad.

Si me la permito, puedo ver mi especialismo amorosamente e ir más allá de mis creencias.

Date cuenta también del condicionamiento mental en el que estás envuelta/o…. compras todo el rato pensamientos de miedo y separación en el telediario, el cine, la tele, con los amigos y en familia. Mira dónde pones la atención y cuáles son sus efectos.

 

En el mundo están coexistiendo todas las realidades a la vez. Las «buenas» y «las malas».

Lo hay todo. Pero escoges resonar con las «malas». La pregunta es: ¿Por qué?  ¿Para qué? ¿Desde dónde? ¿Que hay de mi en esta historia?

Podríamos cultivar nuestra paz y tranquilidad para ver el mundo de una forma más neutra, pero lo que hacemos es quejarnos y a veces llegar a obsesionarnos en detrimento de nuestra paz y felicidad.

No estamos hablando de ponerse una venda en los ojos y fingir que no pasa nada, todo lo contrario, queremos que el mundo cambie, que sea un lugar mejor.

 

Pero poca gente se encarga de cambiarse a sí mismo.

 

 

Y el mundo es un reflejo.

El cambio está en el interior.

Si tú cambias todo cambia.

 

Cuando hablamos de cambio, no nos referimos a ser una mejor versión de nosotros mismos, eres perfect@ como eres.

Nos referimos a un cambio en la percepción de la mirada.

Se trata de aprender a corregir la mirada.

Esto se aprende, se entrena.

Se practica con discernimiento. Y trae una cosa muy bonita: Visión.

 

Nos referimos a una corrección en la manera de percibir, donde creces espiritualmente, interiormente, creces en amor e inteligencia.

Es desde ahí que puedes ponerte al servicio de un bien mayor y disponerte a construir un mundo mejor y, si sientes que es tu propósito, «luchar contra las injusticias».

Pero para ello primero debes dejar de proyectar tu propia lucha interna sobre el mundo.

Mira tus miedos, tus carencias, tus programas, tus heridas, tu pasado y tu presente.

Y dales Amor. Simplemente trata de integrarlos.

 

 

Para poder luchar, deja de luchar.

Si eres capaz de reconocer en ti este fenómeno de proyección, del que te estoy hablando a lo largo de todo el artículo, aplicado a la sociedad y a la política, ahora amplía (o más bien, reduce) el espectro y aplícalo a tus padres, a tu familia, a tus relaciones, a tu trabajo, a tu vida en general.

Y desde el nuevo paradigma, de convertirte en un ser humano emocionalmente maduro y consciente, podrás empezar a llevar acciones transformadoras al mundo.

Porque no estarás en el sufrimiento, en el odio o la separación, estarás en el amor.

Un amor transformador, integrador, compasivo que unifica y redime. Y esos cambios sí que son verdaderos.

 

Pero para ello, debes primero hacer tu trabajo.

 

Mucho que contar para un solo artículo del blog. Gracias por tu tiempo.

No estamos separados.

 

Javier Riestra Puga

Equipo de el camino sencillo

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