¡¡Odio los plátanoooos!!!
Desesperado, ayer en la playa un niño gritaba a pleno pulmón cuando le dieron, otra vez, un plátano para merendar.
Parece una tontería, pero es que la cosa no quedaba ahí, tenía mucha más profundidad…
¡¡Odio los plátanooos!!!
Me habíais prometido que los fines de semana eran días libres de plátanoooosss!!!!
Y vais y me dais otro plátanooooooo!!!! No quiero plátanos los fines de semanaaaa!!!!!
Wuau, eso sí que es un argumento de peso, ¡¡días libres de plátanos!!! Pero sobre todo el peso lo tiene la promesa, ¡¡me habías prometido que los findes no comería plátanos!!!
Y es que el chaval arrastraba un sufrimiento con el tema con mucha razón:
¡¡No me gustan los plátanos y en el campamento de verano me dan dos plátanos al día y me los tengo que comer!!! Y ahora que es domingo queréis que me coma otro!!!!!
Esto es como decía Stanislavski, el gurú de los actores y actrices: “no se puede poner sobre el escenario una pistola si no la vas a usar”.
De la misma manera, no podemos hacer promesas ni crear expectativas que no se vayan a cumplir, porque nos vuelven como un boomerang. ¡Zas!
Da igual que sea un niño, que parece más manipulable. Le digo esto para que se calle y luego haré lo que me dé la gana.
No.
Una promesa es una promesa y si no la cumplimos tenemos que atenernos a las consecuencias. Sobre todo con los milenials y siguientes generaciones, que tienen algunas cosas bastante claras en su cabeza. Una de ellas la justicia.
Pero cambiando un poco la óptica de la situación…
¿De dónde sale esa idea macabra de que a lo largo de la semana debemos “tragar” con cosas que no nos gustan, ya sean plátanos o… otras cosas de mayores como ir a la oficina, las dietas, aguantar al jefe, machacarme en el gym, no tener tiempo de nada, etc, etc, etc??
Aguantar durante la semana para poder desfogarme y descomprimirme el fin de semana.
¡¡Odio los luneeeeeees!!
¿Te suena???
Y no serías el único, para nada. La mayoría de nosotr@s vivimos así. Pringando entre semana con la mirada y la esperanza de la felicidad puestas en el fin de semana, las vacaciones, los viajes, la excedencia o… la jubilación.
¡¡Madre mía hasta donde se nos va el ojo, que de mirar tan lejos se nos sale de las órbitas como el periscopio de un submarino!!!
Dicen los estudiosos que más del 60% de la población ha tenido problemas de depresiones, angustia, ansiedad, muchos han recurrido a terapias, otros muchos a medicación…
Pero claro, ¿cómo no vamos a estar deprimidos y angustiados si dedicamos más del 70% de nuestro tiempo a hacer cosas que no queremos hacer??
Y ahí surgen los argumentos de toda la vida, como que hay que ganarse el dinero, a ver quién vive sin trabajar, no se puede vivir siempre de vacaciones, lo del sudor de la frente y lo de que el pan no llueve del cielo…
Pero ¿de donde ha surgido esa idea de que ganarme el pan tiene que ser haciendo cosas que no me gusten, que termine odiando y tenga que tragar??
¿Donde queda el disfrute, la vida dichosa y el placer de hacer las cosas con gusto?
¿Crees que es imposible para ti?
En los RETIROS y ENCUENTROS INTENSIVOS de el camino sencillo, vamos a acompañarte a hacer una investigación profunda en las causas del malestar interno que muchas veces sentimos y, entre otras, esta es una de las que más nos afecta.
¿En qué inviertes el 70-80% de tu tiempo???
¿Cuánto de tu tiempo inviertes en generarte felicidad??
¿Cómo invertir esta balanza??
Y cómo vivir una vida más amable y ligera.
Si te interesa dejar de tener días libres de plátanos y que todos los días de tu vida sean una sabrosa macedonia, mira en nuestra web
www.elcaminosencillo.com
Zorione Aurrekoetxea
Equipo de el camino sencillo
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