¿Que como te quedas tras una sesión grupal de expresión y escucha consciente?
Pues hay personas que dicen cosas como estas:
«Me siento reconfortada, blandita…
Siento unión, gratitud
Siento que se me diluye la rabia y me enfoco al amor
Me siento merecedora, menos culpable
Más ligero, con el corazón más abierto, me quiero más y os quiero más
Muy en paz y muy tranquila
Activada, con ganas de salir de la apatía y transformarla
Alegre de compartir, aceptando nuestro propio sentir, sin escaparnos
Muy en paz, muy agradecida, siento que todo está bien
Siento que escuchando a los demás me escucho a mí mismo»
Sentirse escuchado es altamente transformador, no es simplemente el desahogo de expresar lo que uno está viviendo, que ya es mucho.
Experimentar el acogimiento, la aceptación de quien te escucha abre puertas en la mente. Digas lo que digas eres escuchado y aceptado.
De pronto se experimenta el permiso, la libertad de ser uno mismo sin nada que ocultar, sin nada vergonzoso que esconder.
Y ahí explota, eclosiona el profundo alivio, la paz interna sin barreras…. No hay error en mi, no soy ruin ni vergonzoso, no soy mala ni defectuosa, no soy indeseable ni inaceptable, ni tonta, ni incapaz…
Y esto es una cura, un bálsamo para esa mente que a menudo se tortura con culpas y remordimientos. O con reproches y resentimientos.
La tranquilidad interna que surge abre más y más espacio dentro. A la creatividad, a la capacidad, a la confianza en un@ mism@ y sus decisiones…
Comienza un proceso muy profundo de autoaceptación y amor a sí mismo.
Pero aunque pueda parecer que la persona acogida, escuchada es la que recibe todo el beneficio en este espacio de expresión y de confianza, quizá no sea la única beneficiada…
Porque… ¿qué dirías que puede estar experimentando la persona que acoge, que escucha?
Quizá al principio de forma más inconsciente y más consciente a medida que avanza en el proceso, puede empezar a sentir hacia sí esa misma empatía que se le despierta hacia los demás.
Darse cuenta de que puede comprender las razones profundas de las actitudes y acciones de los otros, abre a la comprensión de que ella misma también hace las cosas por razones que, si trae a la luz, perderán mucho del peso que cargan.
Poder ver y comprender a las demás personas sin juzgarlas, hace que el autojuicio y la autoexigencia comiencen a caer como plumas al suelo.
Hay muchas maneras de escuchar.
Cuando lo que practicamos es la escucha en silencio, sin devolver ninguna respuesta, podremos observar en la mente del que escucha juicios, opiniones, soluciones, consejos que quisiéramos aportarle a la persona. Pero la consigna en este espacio es:
«Deja que ella misma halle su propia solución, que vaya haciendo su propio camino, pues en definitiva nadie se conoce mejor que uno a sí mismo. Confiar en que por sí misma encontrará sus respuestas, hace que ella misma poco a poco vaya ganando en autoconfianza y autoestima. Y ten la seguridad de que hallará su camino».

¿Que puede suceder en la mente de quien se abre a confiar en la sabiduría interna de las demás personas?
Pues lo más lógico será que empiece a confiar en la suya propia, en la inteligencia profunda que como semilla de Juan, Cris o María lleva programada en su interior.
Y por tanto que ella misma crezca en confianza y amor a sí misma, por el solo hecho de escuchar a otros.

El sencillo camino de la escucha es de doble dirección, pues trae frutos tanto cuando soy escuchado como cuando escucho.
Y ese es el premio de hacer el trabajo junt@s… Que los beneficios no sólo se suman, sino que se elevan a todo su potencial.
Zorione Aurrekoetxea
Equipo de el camino sencillo
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