No se trata de rechazar toda creencia adquirida porque en definitiva somos en gran parte creencias y eso resultaría tan frustrante como ineficaz.
Sí podremos, sin embargo, poner luz sobre ellas y ser capaces de desechar las que ya no resultan operativamente capacitadoras para una vida feliz y plena además de acercarnos a poder reconocer la realidad tal y como es y no a través de una mirada tan condicionada como ilusoria.
Y de aquí en adelante, me gustaría hablar en primera persona, de mi experiencia vital actual en relación a este tema.
Sobre las creencias que tocan con mis emociones y que componen mis certezas en el mundo de la Terapia Holística moderna, de la Psicología Humanista y Transpersonal.
En el mundo del desarrollo personal nos encontramos con creencias que a veces se tocan con aspectos de corrientes espirituales y pensamientos New Age.
La verdad es que estamos llenos de creencias que damos por sentado con absoluta certeza.
Incluso los terapeutas que indicamos a las personas cómo hacer un trabajo de crecimiento personal, incurrimos en ideas programadas que no nos hemos parado a mirar en profundidad.
Creencias que compartimos pero cuya veracidad, en el fondo, no conocemos con certeza.
Creencias sobre el amor, el ego, la unidad, dios, los chakras, las vidas pasadas, la energía universal, la kundalini, la iluminación, la auto-realización, etc.
Por ejemplo, voy a citar a continuación una de las creencias que reconozco en mi y que realmente sostengo de forma consciente:
Opino que la necesidad de un ego de sentirse especial, de tener una identidad y de tener sensación de pertenencia es algo natural, pero que limita a una visión reducida y distorsionada de la realidad, creando un mundo de verdades parcelarias cada vez más subjetivas.
Una de las estrategias del ego para crear esta visión de la vida es configurar un sistema de pensamiento basado en la idea de separación.
Es decir, te conduce a tener una experiencia de vida donde vives aislado y separado de los demás. Como un ente diferenciado y ajeno al medio y a tu propia especie.
Un ejemplo más claro: imagínate dos gotas de agua que, en vez de sentirse océano se sienten gotas, ajenas y separadas unas de las otras. Pues sería algo así…
Pues bien, te voy a plantear una pregunta:
¿Por qué a sabiendas de que lo que acabo de compartir es una creencia, una opinión, sobre el ego y la separación la sostengo delante del lector?
Es decir, si estoy hablando de que tenemos que revisar todas las creencias ¿por qué compartir contigo aquí una de las que yo tengo?
Es un ejemplo que estoy utilizando. Vamos allá:
Soy consciente del carácter de creencia (es decir, algo que damos por sentado sin llegar a hacer un análisis profundo de su veracidad) de mi anterior afirmación, pero no querría caer en la arrogancia de aseverar lo que desconozco realmente, además de resultar incoherente con la dirección de todo este texto.
Así que esta sería la respuesta a la pregunta planteada:
No todo en esta vida es científicamente comprobable lo cual no significa que no sea verdad.
Por lo tanto deberemos encontrar una brújula que nos ayude a discernir qué creencias son útiles para nosotros y de cuáles es mejor desprendernos.
La brújula que yo utilizo es la verdad revelada como un sentir profundo en la experiencia meditativa. Me explico:
Mi afirmación sobre el ego y la separación es una idea que he podido sentir en lo más profundo de mi Ser, como si estuviera canalizando una información que surgiera de una experiencia de lúcida conexión interna y que proviene de una inteligencia más profunda que la mía propia.
Como si estuviéramos hablando de una revelación o una certeza del corazón.
Puede estar sonándote como algo espiritualmente elevado pero para nada es así.
Cualquiera tiene acceso directo a ese tipo de escucha. Solo requiere ser consciente de ello y poner ahí la atención.
Por tanto la escucha, la intuición y la sabiduría del Ser son fuentes donde uno puede dejarse aconsejar. Son brújulas internas que nos guían en un mapa de autoconocimiento.
El trabajo con la meditación es una herramienta excepcional en este sentido, ya que abre las puertas de la percepción y de la intuición genuinas.
¡Pero volviendo al tema de las creencias!
Yo como terapeuta me reconozco, me desnudo, levanto la mano y digo “yo también”.
Yo también estoy lleno de creencias y mi desarrollo personal y profesional pasa por poner atención en seguir reconociéndolas para poder separar las que realmente producen resonancias internas en mi ser y soltar las que he adoptado de forma más “automática”.
Y me consagro en la dirección de hacer un trabajo cada vez más “afinado”, donde saber separar Creencias de Experiencias y atenerme a trasladar lo que en mi experiencia he podido percibir como una verdad auténtica.
Quiero decir con esto que aquí estamos todos juntos en un mismo barco y que es necesario remar juntos hacia la revolución de convertirnos en seres conscientes, despiertos y evolucionados para que este mundo sea un lugar cada vez mejor, donde cada ser humano aprenda a amarse a sí mismo para así poder amar a los demás de forma auténtica.
Y tú también puedes mirar en ti. ¡Adelante!
Puedes empezar a observar tus pensamientos y a darte cuenta de todas las creencias que contienen.
En el momento que puedas empezar a cuestionarlas dejarás de estar identificado con ellas y emprenderás un camino de libertad y auténtico crecimiento.
Ideas de cómo es el mundo, de lo bueno y lo malo, de lo justo y lo injusto.
Ideas de cómo eres, de cómo te ven los demás y de cómo debes mostrarte para ser querido.
Ideas sobre lo malo y culpable que eres, o lo malo que es el mundo, ideas sobre que eres una víctima y los demás tus verdugos.
Ideas sobre nacionalismo, sobre el perdón, sobre el odio, ideas sobre tus padres, ideas sobre tu jefe, tu trabajo o sobre el sistema económico…
¿Y si no fueran ciertas?
Dime… ¿tú qué ves?
JAVIER RIESTRA PUGA
Equipo de el camino sencillo
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